sábado, 29 de agosto de 2015

La Hija del Dibujante, de Katherine Govier


Me atrajo esta novela por la época y el país. Pero la conexión e implicación con la historia no ha resultado como yo esperaba. No es una novela de fácil lectura. Las descripciones de los lugares y de los personajes están muy cuidadas, pero el ritmo es lento. Quizás no era mi momento de leerla. Pero no me ha seducido ni apasionado lo suficiente como para recomendarla, ¡lo siento!

Hokusai, un famoso pintor, y su hija Ei viven en el Japón del siglo XIX.
Un país aislado de toda influencia extranjera, donde rige la moral tradicional y una férrea censura que mantiene al pueblo ignorante y supersticioso.
Ei acompañará a su padre desde pequeña y crecerá rodeada de artistas, prostitutas, mercaderes, adivinos, cuentacuentos y artesanos que pululan por Yoshiwara. Entre padre e hija se establecerá una relación de amor, admiración y competitividad.

martes, 18 de agosto de 2015

“Matar a un ruiseñor” de Happer Lee.




Matar a un ruiseñor fue publicada en la era de la lucha por los derechos civiles. Pronto se convirtió en algo más que una novela. La película en la que Gregory Peck interpretaba a uno de los personajes centrales, Atticus Finch, contribuyó a ello. La novela recibió el premio Pulitzer y vendió más de cuarenta millones de ejemplares.

 

Aunque vi la película hace años no había leído la novela de esta escritora estadounidense, que nos traslada a la vida en su pueblo durante los años de la Gran Depresión. La historia muestra a una comunidad dominada por los prejuicios raciales, por la desconfianza hacia lo diferente y la rigidez de los vínculos familiares y vecinales.

 

He disfrutado mucho leyéndola y la recomiendo sin duda alguna porque, entre otras cosas, nos enseña a respetar al prójimo y a ponerse  su piel.

 

“Un respetado hombre en su comunidad y modelo de rectitud, defiende a un hombre afroamericano acusado falsamente de la violación de una mujer blanca, en el marco de un Sur muy racista, donde los prejuicios por el color de la piel le supone la condena. La defensa de este hombre acarreará a Atticus muchas dificultades con sus vecinos racistas”.


 

 

viernes, 14 de agosto de 2015

Calores que enloquecen



Escuchaba hace unos días a Manuel Marín, catedrático de Psicología Social de la Universidad de Sevilla, explicar que “el calor extremo, durante muchos días, afecta a la conducta de las personas que lo sufren. El calor incrementa la irritabilidad y la agresividad”.
Según un artículo publicado en Psychiatric Services por el equipo de Antoni Bulbena, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona, es conocido que “en la época del año de mayor luminosidad empeoran los cuadros eufóricos y maníacos”.

No puedo negar que el calor excesivo, al menos a mí, sí me genera mal humor y agotamiento. Pero nunca me había planteado “que pudiera existir un vínculo sustancial entre el clima y los conflictos” como aseguran investigadores de la Universidad de Berkeley en California. 

Sin contradecir a estos señores, ni ser fatalista y/o exagerada quizás sería bueno reflexionar sobre lo que está aconteciendo. Me resulta preocupante que en menos de dos meses hayan sido asesinadas, por ex parejas y padres, trece personas entre mujeres y niños. Pero qué está sucediendo este verano que parece haber decidido no darnos tregua entre uno y otro acto cobarde, violento, salvaje, imperdonable e injustificable. Si la temperatura media del planeta irá en aumento como algunos pronostican, se multiplicarán también estos lamentables sucesos, o solo es pura casualidad.

Leyendo un post de Beatriz García Manso, que comparto por completo, queda claro que hay que seguir trabajando y mucho porque “la violencia de género es un gravísimo problema social que nos afecta y define como sociedad".
“Son muchas las mujeres que todavía entienden como normales comportamientos que no lo son. Prefieren callar para no preocupar a sus seres queridos. Y también hay bastantes familiares que lo ocultan por vergüenza o porque creen que podrán arreglarlo de puertas para adentro. Antes, durante y después de la denuncia, la víctima necesitará un apoyo incondicional de todo su entorno”.

Para quien todavía tenga dudas, la violencia de género está definida legalmente en el artículo 1º de la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Por esta Ley se establecen medidas de protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y erradicar esta violencia y prestar asistencia a sus víctimas. Se considera violencia de género, aquella que se ejerce por los hombres contra las mujeres, por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado unidos a ellas por relaciones de análoga afectividad, aun sin convivencia en el momento de producirse los hechos. Eres víctima de violencia de género cuando seas objeto de actos de violencia física y/o psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad.


Si de verdad queremos erradicar este grave problema, problema que mata y destroza familias completas de por vida, exijamos una y mil veces, que ni de broma o por despiste o descuido se toleren, fomenten y mantengan actitudes machistas. Vengan de donde vengan. De la publicidad, la televisión, el cine, la música, el arte, la moda o la literatura. Deben realizarse más campañas de sensibilización, y mejorar y prolongar la educación en igualdad y convivencia cívica. También aumentar la formación especializada de todos los profesionales que intervengan en casos de violencia de género.

No queda otra que batallar contra el miedo, el silencio y la vergüenza, cómplices del maltratador. De los hombres capaces de agredir y matar, cuando la persona con la que han convivido decide plantar cara y no seguir soportando un trato que ni los animales merecen.